jueves, 27 de marzo de 2014
Roma, el dolor.
Me dolía Roma. Palpitaba
un dolor concéntrico cuando
poco a poco
germinaba
nuestra ausencia
en las calles de Roma
cuando persistía nuestra fuga
nuestro negro empeño
en no estar
donde se debe y
te hubiera abrazado
de un modo romano
incomprensible
y carnal
encima de Roma
bajo
la pesada historia de sus monumentos
junto a su río y sus puentes
aunque no conozco Roma
( ni te conozco a ti)
sentía el dolor
de Roma
su pesada carga, sus obispos
y sus monjas livianas
o hurañas y lentas
que nos hubieran mirado
recorriendo sus calles en busca de la santidad
de nuestros besos
que beatificaban los años
y las piedras
y la antigüedad del cielo
y me dolía Roma
cuando me figuraba en tu cuerpo
el de todas las mujeres
de Roma
no sólo las bellas
las bellas mujeres de Roma
y su idioma con cavidades
más inaccesibles que tu
boca
cuando me dolía Roma
y sentía crujir sus
articulaciones
sus tejidos
su sangre
sus iglesias
sus catedrales
(si es que tiene varias)
que no nos contemplaban
porque no estábamos
no nos esperaban
en Roma
que por eso me dolía.
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Buonissimo
ResponderEliminarMira que leo poca poesía porque me cuesta, pero esta fluye. Ole Mariano, sembrando belleza
ResponderEliminarSniff,.....! Me arrepiento un poco de haberlo leído...
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